Plantas autoflorecientes: ¿Qué las hace perfectas para el cultivo indoor?
Las plantas autoflorecientes son simplemente geniales para el cultivo en interior, y aquí te explico por qué. A diferencia de las plantas fotoperiódicas tradicionales, que dependen del cambio entre fases de luz y oscuridad, las plantas autoflorecientes florecen automáticamente según un calendario fijo, sin importar la cantidad de luz que reciban. Esto significa menos trabajo para ti y mucha más flexibilidad.
Estas pequeñas potencias no solo son fáciles de cuidar, sino también increíblemente rápidas. Desde la germinación hasta la cosecha suelen pasar solo entre 8 y 10 semanas. Por eso son perfectas para quienes quieren ver resultados rápidamente. Además, las plantas autoflorecientes son resistentes y toleran bien muchas plagas y enfermedades comunes, lo que facilita aún más el cultivo en interior.
Otra gran ventaja es su tamaño compacto. Las plantas autoflorecientes suelen mantenerse más pequeñas y frondosas, lo que las hace ideales para espacios de cultivo limitados o para cultivos discretos. No necesitas un gran espacio para obtener una cosecha decente.
Gracias a su diversidad genética, las variedades autoflorecientes ofrecen una amplia gama de aromas y efectos. Ya seas fan de los matices afrutados, terrosos o especiados, siempre encontrarás una variedad autofloreciente que se adapte a tus gustos.
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Preparación: Montaje de tu sala de cultivo indoor de autoflorecientes
Antes de comenzar con el cultivo de autoflorecientes en interior, es fundamental preparar adecuadamente el espacio de cultivo. Esto empieza por elegir las fuentes de luz adecuadas. Las lámparas LED son la mejor opción, ya que ahorran energía y ofrecen el espectro de luz óptimo. Las plantas autoflorecientes necesitan al menos 18 horas de luz al día, ya que no dependen de un ciclo específico de luz y oscuridad.
Una buena ventilación también es esencial para evitar moho y enfermedades. Instala ventiladores para asegurar un movimiento constante del aire, lo que previene el aire estancado y fortalece las plantas. La temperatura en la sala de cultivo debe mantenerse entre 21 y 26°C durante el día y entre 15 y 20°C por la noche. Durante la fase vegetativa, la humedad debe estar alrededor del 60%, y en la fase de floración entre el 40% y el 50%.
La nutrición es específica: al principio, las plantas requieren un fertilizante rico en nitrógeno, y más adelante necesitan mayor cantidad de fósforo y potasio. Un exceso de fertilización puede provocar quemaduras por nutrientes, por lo que es importante respetar las dosis recomendadas. Observa cuidadosamente tus plantas para identificar sus necesidades.
Regar de forma regular y moderada es clave. Las plantas autoflorecientes prefieren que el sustrato se seque ligeramente entre riegos. El exceso de agua puede causar rápidamente pudrición de raíces, así que es mejor regar menos frecuentemente pero de manera más profunda.

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Cuidado y crecimiento: Así prosperan tus plantas autoflorecientes indoor de forma óptima
El cuidado adecuado es fundamental para el éxito de tu cultivo de autoflorecientes en interior. Aquí tienes los consejos más importantes resumidos:
1. Riego: Regar de forma regular y moderada es clave. Deja que la tierra se seque ligeramente entre riegos para evitar la pudrición de las raíces.
2. Nutrientes: Al principio utiliza un fertilizante rico en nitrógeno y, durante la fase de floración, aumenta el fósforo y el potasio. Asegúrate de no sobrefertilizar.
3. Temperatura y humedad: Mantén la temperatura durante el día entre 21 y 26°C y por la noche entre 15 y 20°C. La humedad debe estar alrededor del 60% en la fase vegetativa y entre el 40% y 50% durante la floración.
4. Fuentes de luz: Las lámparas LED son ideales porque ahorran energía y ofrecen el espectro de luz óptimo. Las plantas autoflorecientes necesitan al menos 18 horas de luz al día.
Con estos consejos de cuidado crearás las condiciones óptimas para tus plantas autoflorecientes y sentarás las bases para una cosecha exitosa. ¡Mucho éxito con tu cultivo de autoflorecientes en interior!

Fases de crecimiento en el cultivo indoor de autoflorecientes: una guía completa
Comprender las diferentes fases de crecimiento de tus plantas autoflorecientes es fundamental para lograr una cosecha exitosa. Aquí tienes un resumen de cada etapa y los aspectos que debes tener en cuenta:
1. Germinación: La germinación es el primer paso. Coloca las semillas en papel de cocina húmedo o directamente en la tierra. Asegúrate de que reciban suficiente humedad y calor (aproximadamente 20-25°C) para que broten rápidamente.
2. Fase de plántula: Una vez que las semillas han germinado, se desarrollan las plántulas. Esta etapa dura alrededor de 2-3 semanas. Mantén la temperatura entre 21-26°C y la humedad relativa en torno al 60%. Utiliza una luz de crecimiento suave, como lámparas LED, para favorecer el desarrollo de las plántulas.
3. Fase vegetativa: En esta etapa, la planta crece vigorosamente y desarrolla hojas y tallos. Esta fase dura aproximadamente 3-4 semanas. Las plantas autoflorecientes no requieren un ciclo especial de luz y oscuridad, pero proporcionar entre 18 y 24 horas de luz al día favorece el crecimiento. Mantén la humedad relativa entre el 50-60% y la temperatura entre 21-26°C.
4. Fase de floración: La fase de floración comienza aproximadamente 4-5 semanas después de la germinación y se extiende hasta la cosecha. Reduce la humedad relativa al 40-50% para evitar la aparición de moho. La temperatura debe mantenerse entre 21-26°C. En esta etapa, el fósforo y el potasio son especialmente importantes para la nutrición de la planta.
5. Cosecha: Después de 8-10 semanas, las plantas están listas para la cosecha. Observa el desarrollo de los tricomas (glándulas de resina) y cosecha las plantas cuando la mayoría de los tricomas tengan un color blanquecino y lechoso.
Cosecha y postprocesado en el cultivo indoor de autoflorecientes
La cosecha y el procesamiento adecuados de tus plantas autoflorecientes son fundamentales para la calidad y potencia de tu cosecha. Aquí tienes los pasos más importantes resumidos:
1. Momento de la cosecha: Después de unas 8-10 semanas, las plantas están listas para ser cosechadas. Observa el desarrollo de los tricomas (glándulas de resina) en las Bloemen. El momento ideal para la cosecha es cuando la mayoría de los tricomas están de color blanco lechoso y algunos son de tono ámbar. Así te aseguras de que los cannabinoides y terpenos estén completamente desarrollados.
2. Método de cosecha: Corta la planta con cuidado y retira las hojas grandes de abanico. Es recomendable colgar la planta en una habitación bien ventilada, a unos 20-24°C y con una humedad relativa del 45-55%, para secarla. Este proceso puede durar entre 7 y 10 días.
3. Secado: El secado es un proceso crítico. Cuelga las plantas boca abajo y asegúrate de que haya buena circulación de aire para evitar la formación de moho. Las Bloemen deben sentirse crujientes al tacto después del secado, pero los tallos internos deben seguir siendo algo flexibles.
4. Manicurado: Tras el secado, es necesario manicurar las Bloemen. Retira las hojas restantes para mejorar la calidad y el aspecto de las Bloemen. Esto puede hacerse en húmedo o en seco, aunque se prefiere el método en seco para proteger las glándulas de resina.
5. Curado: El curado mejora el sabor y la potencia de las Bloemen. Guarda las Bloemen manicuradas en frascos herméticos a una temperatura de unos 20°C y una humedad relativa del 55-65%. Durante las primeras semanas, abre los frascos diariamente durante unos 15 minutos para dejar entrar aire fresco y eliminar el exceso de humedad. Este proceso debe durar al menos entre 2 y 4 semanas para obtener los mejores resultados.
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Preguntas frecuentes
Las lámparas LED son la mejor opción, ya que ahorran energía y proporcionan el espectro de luz óptimo para el crecimiento de las plantas. Las plantas autoflorecientes necesitan al menos 18 horas de luz al día, ya que no dependen de un ciclo específico de luz y oscuridad. Las lámparas LED tienen la ventaja de generar menos calor, lo que reduce el riesgo de daños por altas temperaturas. Además, son duraderas y pueden utilizarse durante muchos ciclos de cultivo. También permiten ajustar el espectro de luz para adaptarse a las necesidades específicas de las plantas en las distintas fases de crecimiento.
Es importante regar de forma regular y moderada. Las plantas autoflorecientes prefieren que el sustrato se seque ligeramente entre riegos. El exceso de agua puede provocar rápidamente pudrición de raíces, así que es mejor regar con menos frecuencia pero de manera profunda. Un buen indicador para saber cuándo regar es el peso de la maceta: si está ligera, es momento de añadir agua. Asegúrate de que el sustrato drene bien para evitar encharcamientos. La cantidad y frecuencia del riego pueden variar según el tamaño de la maceta, el tipo de sustrato y las condiciones ambientales específicas.
Las plantas autoflorecientes tienen necesidades nutricionales específicas. Al inicio de su fase de crecimiento, requieren un fertilizante rico en nitrógeno para favorecer un desarrollo vegetativo saludable. Durante la fase de floración, el fósforo y el potasio son especialmente importantes para asegurar una floración abundante. Un exceso de fertilizante puede provocar quemaduras por nutrientes, por lo que es fundamental respetar las dosis recomendadas en los envases de los fertilizantes. Observa tus plantas cuidadosamente para identificar sus necesidades y ajustarlas a tiempo. Además de los nutrientes principales, una aportación equilibrada de micronutrientes como calcio, magnesio y hierro es esencial para la salud de las plantas.
La temperatura en la sala de cultivo debe estar entre 21 y 26 °C durante el día y entre 15 y 20 °C por la noche. Las plantas autoflorecientes prefieren una temperatura ambiental constante, lo que reduce el estrés y favorece el crecimiento. Durante la fase vegetativa, la humedad relativa debe mantenerse en torno al 60 % para apoyar el desarrollo de las plantas. En la fase de floración, es fundamental reducir la humedad al 40-50 % para evitar la aparición de moho. Una humedad demasiado alta puede aumentar el riesgo de moho y mildiu, mientras que una humedad demasiado baja puede secar las plantas. Utiliza higrómetros y termómetros para controlar de forma continua las condiciones en tu sala de cultivo.
El momento ideal para la cosecha es cuando la mayoría de los tricomas (glándulas de resina) son de color blanco lechoso y algunos presentan un tono ámbar. Esto garantiza que los cannabinoides y terpenos estén desarrollados de manera óptima. Los tricomas pueden observarse con una lupa o un microscopio para mayor precisión. Si son principalmente transparentes, la planta aún no está madura. Cuando adquieren un color blanco lechoso, el contenido de THC es máximo. Los tricomas de color ámbar indican un mayor contenido de CBN, que tiene un efecto más relajante. Observar los tricomas permite determinar con precisión el momento óptimo de la cosecha, según los efectos que se deseen obtener.
El momento ideal para la cosecha es cuando la mayoría de los tricomas (glándulas de resina) son de color blanco lechoso y algunos presentan un tono ámbar. Esto garantiza que cuelgues las plantas boca abajo en una habitación bien ventilada, a una temperatura de aproximadamente 20-24°C y con una humedad relativa del 45-55%. El proceso de secado dura entre 7 y 10 días. Una vez secas, las Bloemen deben recortarse y curarse en frascos herméticos a unos 20°C y con una humedad relativa del 55-65% durante al menos 2-4 semanas. El curado mejora el sabor y la potencia de las Bloemen. Durante las primeras semanas, abre los frascos diariamente durante unos 15 minutos para permitir la entrada de aire fresco y la salida del exceso de humedad. Esto previene la formación de moho y favorece el desarrollo de los aromas y principios activos. Los cannabinoides y terpenos se desarrollan de forma óptima. Puedes observar los tricomas con una lupa o un microscopio. Si son mayormente transparentes, la planta aún no está madura. Cuando son de color blanco lechoso, el contenido de THC es máximo. Los tricomas de color ámbar indican un mayor contenido de CBN, que tiene un efecto más relajante. Observar los tricomas permite determinar con precisión el mejor momento para la cosecha, según los efectos que desees obtener.